La caridad es un término que tiene sus raíces en el cristianismo y proviene de la palabra Cáritas que significa amor desinteresado por el prójimo. Es la capacidad de ofrecer el bien a otras personas sin esperar nada a cambio.
En el cristianismo, la caridad junto con la Fe y la esperanza constituyen las virtudes teologales provenientes del amor que el cristiano ofrece a Dios y al prójimo, siendo el punto final sencillamente la expresión del amor a Dios.
Sin embargo, es un término que no solo implica religión puesto que existen muchas personas en el mundo que no se identifican con ninguna religión pero que ofrecen sus actos de caridad en beneficio de los más necesitados.
Y es que hacer sonreír a los demás, escuchar las risas de un niño al recibir alimento, juguetes o prendas de vestir y atender a un anciano desamparado, son eventos que alimentan de alegría y felicidad nuestra alma.
A lo largo de la historia de la humanidad, muchas personas se han dedicado a realizar obras de caridad para beneficiar a aquellos que no han tenido tantas oportunidades, y se han organizado en pequeños grupos logrando abarcar muchos rincones.
¿A qué se refiere la Caridad según la religión católica?
Como ya es conocido, la biblia constituye una serie de libros que registra la relación entre Dios y el hombre, por lo que constituye la guía principal para la religión católica.
Desde épocas muy remotas se practica la caridad desde distintos puntos de vista, pero existe una clara definición en la biblia que permite resumir su significado:
“La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no es jactanciosa, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal.
No se goza en la injusticia, más se goza en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”
1 Corintios 13: 4-7
Como podemos ver claramente se trata del amor al prójimo que todos debemos tener tal como lo indican los 10 mandamientos y además implica que no debe existir interés alguno en ofrecer el bien a quienes carecen de él.
¿Cómo podemos hacer obras de Caridad?
Para iniciar estos actos de amor, lo principal es tener claridad que el objetivo principal será ofrecer todo aquello que una persona pueda carecer en un momento dado, lo que implica que dejaremos de ser la persona más importante.
Cuando tengamos claro dicho asunto, entonces podemos acudir a lugares que durante años se han dedicado a este tipo de acciones o podríamos instruirnos con personas y fundaciones que tengan experiencia en el tema.
De cualquier manera cuando decidamos iniciar con las obras de caridad, podemos evaluar los lugares que tienen poblaciones más vulnerables y determinar cuáles son las necesidades que más requieren que sean cubiertas.
También podríamos comenzar estudiando si nuestras acciones irán dirigidas a niños, adultos o personas enfermas para entonces iniciar la búsqueda de aquello que tanto necesita la población escogida.
Es importante coordinar personas o empresas que aporten su colaboración y contar con el apoyo de otras personas interesadas en nuestras ideas, de manera que se cree un objetivo final y se trabaje en función de la meta planteada.
Sería recomendable establecer un lugar que sirva de sede en donde se hagan reuniones de forma continua y donde se puedan almacenar los objetos, alimentos y medicamentos que estén destinados a ejercer la obra de caridad.
¿Cuáles son las obras de Caridad más comunes?
En general la población infantil, personas con discapacidades físicas, mentales y enfermas, así como personas de la tercera edad, son las más afectadas ante las situaciones de crisis en un país.
Los países subdesarrollados manejan continuamente situaciones de pobreza e insalubridad producto de malas políticas aplicadas y resulta afectar con más frecuencia y en mayor medida a la población mencionada.
Dentro de las obras de caridad que comúnmente se realizan tenemos:
- Repartir alimentos en comedores populares que tengan la capacidad de recibir a un número considerable de personas.
- Entregar juguetes y material escolar a niños de bajos recursos para que disfruten de su infancia y puedan acudir a sus escuelas a recibir educación.
- Entregar ropa y zapatos a niños en estado de pobreza y desatención.
- Practicar reuniones en hogares de cuidados de ancianos y orfanatos para bridar un rato de alegría y compartir con actividades recreativas y refrigerios.
- Donación de medicamentos que ya no sean utilizados con frecuencia y que tengan las condiciones óptimas para que otras personas puedan recibirlos.
- Entrega de dinero a personas que están atravesando por problemas de salud y no cuentan con los recursos necesarios para cubrir sus propios gastos.
- Leer un libro a un niño o un anciano.
Como podemos ver todas son obras que no tienen ninguna finalidad más que causarnos alegría a quienes la practicamos y regalar un rato ameno a quien más lo necesita. Sin tanto protocolo podemos aplicar la caridad en nuestras vidas cotidianas.