Enamoramiento ¿Qué es y qué Significa?

Desde la psicología el enamoramiento es visto como un estado emocional que puede tener manifestaciones inclusive en el organismo.

Generalmente aparece cuando se conoce una persona por la cual se siente atracción, esto va a generar una serie de sentimientos y sensaciones.

La idea de estar cerca de la persona deseada genera bienestar, sin embargo es posible que dependiendo de la circunstancia, el efecto sea contrario.

Esto ocurre especialmente cuando no se puede satisfacer este deseo, lo que produce una gran frustración, tristeza, rabia, ansiedad, entre otras.

Así pues el enamoramiento puede resultar como una experiencia placentera o displacentera, siendo vivenciada en ambos cosas con gran intensidad.

Amar vs Enamorarse

Aunque amar y enamorarse están estrechamente relacionados, no son necesariamente lo mismo.

Se puede hacer una diferenciación en cuanto a la duración y calidad del sentimiento experimentado hacia otra persona.

El enamoramiento es una etapa, es la fase inicial que va a dar paso al amor, un sentimiento más permanente.

Esto por supuesto referido al amor de tipo romántico, el amor de pareja, aquel que se inicia con una atracción física por alguna persona.

El amor también está presente en otro tipo de vínculos, como el amor por los hijos o por los padres.

El Amor

En el caso del amor de pareja,  el enamoramiento es más fugaz, los sentimientos que surgen parecieran más intensos, pero es un momento transitorio.

Mientras que pasar al amor es una experiencia donde las emociones son más estables, vividas con menos intensidad pero con mayor permanencia en el tiempo.

¿El Enamoramiento es una enfermedad?

Durante el enamoramiento se pueden producir cambios y distorsiones a nivel cognitivo y físico.

El pulso se acelera ante la presencia del ser deseado, puede haber dolores de cabeza, de estómago, sudoración, y hasta alteraciones en la tensión arterial.

El enamorado comienza a llenar sus días con la persona amada, sus pensamientos, sus acciones, sus emociones, todo gira en torno a éste.

Los efectos neuroquímicos en nuestro organismo hacen comparable esta experiencia al de una adicción, de allí a que muchas personas terminen enganchadas a estas sensaciones.

Este tipo de personas suele disfrutar excesivamente todo lo que conlleva esta etapa inicial, por lo que al dar paso a una fase más estable emocionalmente, tienden a partir.

De esta forma reinician el proceso con otra persona y así se repite una y otra vez, no siendo tolerantes ante un amor de tipo más maduro.

El amor es ciego

Cuántas veces hemos escuchado esa expresión, es que los ojos del enamorado no miran de la misma forma, la realidad se distorsiona a favor del objeto de amor.

Durante las primeras etapas del enamoramiento existe realmente una distorsión de los sentidos, esto es posible por la idealización de la pareja.

Los defectos se minimizan y aquello que resulta atractivo o positivo en esa persona ocupa toda la atención.

En este proceso la realidad puede ser trastocada, creándose dentro de nosotros un ser imaginario, esa pareja idealizada que vamos moldeando a nuestro gusto y que a veces no coincide con la persona real.

Al pasar el tiempo, este velo de idealización se cae, y podemos ver con claridad quien es la persona en quien hemos depositado nuestros afectos.

Es en ese punto crítico cuando la relación puede tomar dos rumbos, o estabilizarse de manera permanente o terminar definitivamente.

Este proceso es descrito desde el psicoanálisis como velo narcisista, ya que se crea un ser idealizado a la medida del enamorado, es como si le sirviera de espejo donde recrearse.

Cuando este velo narcisista se rompe se daría paso al amor maduro, aceptándose a la pareja tal y como es, incluyendo sus aspectos negativos.

Si por el contrario, este punto implica una ruptura se genera un vacío y un duelo por esa pareja que se va pero también por ese ser imaginario que fue creado.

Es la decepción de darse cuenta que las expectativas que surgieron alguna vez no podrán materializarse porque simplemente fue un producto de nuestra imaginación.

El Amor maduro

Cuando se supera esa etapa de emociones intensas y variables que implica el enamoramiento, y decidimos permanecer a pesar de los desencuentros, abrimos la puerta al amor maduro.

Ya en esta etapa la interacción se torna más racional, menos impulsiva, con un propósito en común.

Comienzan a construirse proyectos, planes, y la visión se extiende a largo plazo.

A pesar de que pueda existir una atmósfera más calmada, no significa que no se pueda vivir con plenitud.

El ser amado es ahora una parte significativa de la vida, ya no se ve como algo temporal e incierto, sino como parte del futuro.

La búsqueda del bienestar en común es algo genuino, sin intereses individuales o egoístas.

Se siente bien ver al otro feliz y se procura esa felicidad mutua.

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