Humildad: ¿Qué es?, ¿Qué Significa?

Actualmente, se conoce como humildad al reconocimiento de las debilidades, limitaciones y comportamiento de acuerdo a un conocimiento.

Si estás interesado en saber más sobre este interesante tema, entonces, te invitamos a seguir leyendo este post. Por suerte, aquí te enseñaremos el verdadero significado de humildad, sus orígenes, importancia y también, la definición que tiene este concepto dentro de la sociedad.

¿Qué es la humildad? ¡Conoce su significado!

El concepto de humildad, es originario del latino “humilitas”, cuyo significado quiere decir “tierra” y es la palabra raíz “humus”.

Esta virtud humana, es aplicada a quien haya desarrollado su propia conciencia y reconocer sus debilidades, limitaciones y las consecuencias que pueden generar sus actos.

Hoy en día, la humildad es lo opuesto de la soberbia, siendo la característica principal de los individuos modestos, quienes no sienten grado de superioridad por nadie. Sin importar cuán lejos hayan podido llegar en esta vida.

Además, esta palabra también es utilizada como sinónimo de pobreza o ausencia de recursos económicos. Es decir, puede aplicarse en frases como por ejemplo:

  • “Este señor es muy humilde” o
  • “Vivo en una casa muy humilde”

Por lo general, su uso puede utilizarse como una connotación positivas.

A través de la humildad, el ser humano se despeja de lo material y siempre tendrá en mente ayudar a su prójimo. Esta palabra, puede llegar a representar una de las cualidades más apreciables y valiosas que una persona puede tener. Igualmente, es una de las virtudes más importante ante los ojos de la sociedad.

Humildad desde el punto de vista religioso, filosófico y social

Por otra parte, las distintas religiones asocian el término de humildad, como el reconocimiento a la superioridad divina.

En otras palabras, todos los seres humanos somos vistos iguales ante la mirada de Dios y por eso, debemos de acarrear las consecuencias.

Sin embargo, para el budismo, la palabra humildad consiste en el respeto que tiene un individuo al camino que tendrá que seguir para poder liberarse del dolor, padecimiento o sufrimiento que tengamos.

Ahora bien, dentro de la filosofía, la humildad representa la cualidad central de la vida que nos ofrece una apariencia de la moral.

No obstante, para Friedrich Nietzsche, la humildad es una mentira de la virtud, la cual, oculta en el interior las decepciones propias de una persona.

Lamentablemente, en el presente que nos encontramos viviendo, el valor de la humildad se ha perdido un poco, siendo incluso difícil de encontrar en la sociedad. Pues, los humanos estamos rodeados de egoísmo, preocupados por el éxito, el poder, el dinero y otros asuntos o cosas materiales.

Características de la Humildad

Normalmente, una persona humilde será capaz de manifestarse con total modestia y deja a un lado su “yo” interno para ayudar a los demás. Además, para este ser humilde, el egoísmo o egocentrismo no existen, por eso, no se enfoca en humillar a nadie por sus triunfos.

Por esa razón, un ser humano que actué con completa humildad, no tendrá jamás complejos de preponderancias.

Tampoco, tendrá la necesidad de optar por recordarles constantemente a las otras personas sobre sus logros, triunfos o éxitos, utilizándolos como excusas para pisotear a los que tienen a su alrededor. En este sentido, aquella persona que obra y actúa con humildad pura, no tiene vanidad de sus acciones.

Por eso, rechazará la ostentosidad, el orgullo y la arrogancia sobre cualquier cosa, prefiriendo aceptar la sobriedad, la modestia y la prudencia. De este modo, su manera de actuar es de forma objetiva y no se deja guiar por lo subjetivo.

Importancia de la Humildad

Sin duda alguna, la humildad, es uno de los valores más esenciales que todas personas deberíamos de tener. Ya que, si estamos en búsqueda de una vida plena, tranquila y feliz, es indispensable ser humilde y rodearte con aquellos individuos que al igual que tú practiquen la humildad.

Por medio de la humildad, podemos aprender a ser objetivos con nosotros mismos, aceptando cada una de nuestras fallas y verificar cuáles son nuestros límites. 

Es cierto que, nadie es perfecto en este mundo. Así que, para ser humildes nunca debemos de creernos expertos en lo que hacemos y pensamos, porque nadie es maestro de sus propias artes.

Día tras días, somos estudiantes de lo complejo de la vida. Por ende, en cualquier instante, podemos llegar a ser erróneos. Entonces, si comenzamos a reconocer nuestros errores desde el principio, podemos llegar a obtener esta valiosa cualidad.

¡Ser humilde nos hace grande!

Finalmente, recordamos que si queremos practicar la humildad, podemos adquirir mayor confianza en nosotros mismos, siendo más adaptables y flexibles ante cualquier circunstancia.

Además, a medida que nuestra virtud se vaya desarrollando, obtendremos mayor grandeza en el corazón de los otros. Ten en cuenta que, aquel ser humilde debe de esforzarse por escuchar, comprender y aceptar a los demás, porque cuando más se acepte, más se le valorará y también, se le escuchará.

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