Lo que exigimos día a día, pero también lo que debemos dar si queremos convivir en una sociedad armónica y donde nos podamos entender mutuamente.
¿Qué es el Respeto?
Hablamos del respeto, un valor que se aprende desde el hogar, en el lugar de trabajo, con las amistades a fin de entender las creencias y la forma de pensar de otras personas.
¿Cómo se aprende el Respeto?
Esta actitud se aprende en la niñez, por supuesto si el infante está influenciado por padres que le inculquen este tipo de valores aprenderá fácilmente.
Sin embargo, mostramos unos tips para que aprendas a ser una persona respetuosa:
Aprende a escuchar
Los seres humanos ameritan sentirse libres para compartir lo que sienten y su manera de pensar, es decir sabrán que están siendo escuchados.
Se sabe que cualquiera puede estar en desacuerdo con la opinión de otro pero no para comportarse de una forma humillante o con señalamientos a otra persona.
Da el ejemplo
Los más pequeños adquieren una forma de comportarse más fácil cuando ven que cercanos a su entorno lo hacen y por lo tanto practican lo que dicen.
Cuando hablas de respeto y lo demuestras tus hijos, sobrinos o amigos lo pueden apreciar y de alguna manera u otra se ven influenciados con tu buena conducta.
Da y recibe
Esto quiere decir que si quieres respeto tienes que demostrarlo, es lo que llaman la “regla de oro”.
Si no te gusta que te griten o que te traten de modo agresivo no lo hagas, comunícate de forma pacífica y gestos de respeto, es decir “no hagas lo que no te gusta que te hagan”.
Importancia del Respeto
Tomar esta buena actitud es sumamente importante, no solo por decirlo sino que practicándolo verás cómo te sientes a gusto contigo mismo y como los demás comienzan a tratarte con mayor respeto.
De tal forma que:
- Te deja aceptar tus errores y educarse de los demás.
- Los seres humanos si queremos vivir bajo un ambiente cordial tenemos el derecho y el deber de ser respetuosos.
- Su importancia es tal que si ninguno puede aceptarse tal como son no podrán relacionarse ni aprender a tener convivencia social.
El respeto en cualquier lugar
Dicho valor humano debe estar presente en todos los lugares que visitamos, bien sea un salón de clases, el lugar de trabajo, el parque, nuestro hogar, entre otros.
Si actuamos de manera ofensiva hacia la persona que nos recibe el mensaje se pierde el respeto, con esto el ambiente pierde fuerza y se torna tedioso, aburrido y conflictivo, incomodando a terceros.
Parte de la psicología positiva
El resto es uno de los tantos valores que trata la psicología positiva permitiendo mejorar las relaciones personales, tal como lo hablábamos párrafos más arriba.
Como seres humanos nos tenemos que relacionar diariamente con infinidades de personas y sean de nuestro agrado o no tenemos que aprender a tratarlos, de lo contrario esto no nos permitirá hacer muchas cosas.
Esa es la importancia que le da la psicología positiva a este valor, que trata de que aunque las personas no se lleven de lo mejor o no piensen igual puedan tolerarse.
Psicólogos y expertos en el área han asegurado que cuando el respeto entre dos o más personas está ausente el conflicto y la carencia de humanidad son los protagonistas del hecho.
Por eso la psicología positiva sugiere que:
- Entender la acción de los demás, aun si no estamos de acuerdo.
- Defender nuestro punto de vista sin necesidad de decir malas palabras, agredir o dejar en ridículo al otro.
- Escuchar las opiniones externas, así no nos gusten debemos prestarle atención sin ser despreciadas, todos tenemos los mismos derechos.
- Tolerar las creencias de cada quien sin importar quien sea.
El respeto y la inteligencia social
La fortaleza de esta cualidad humana está basada en el uso de la inteligencia social.
De tal forma que fomentarlo nos va a permitir ser conscientes de los sentimientos de nuestros amigos, compañeros o conocidos, se trata de caer en cuenta de sus diferencias pero actuando con respeto.
La exigencia no es el modo de obtenerlo, para ser respetados nosotros tenemos que exteriorizarlo.
¿Cómo afianzar el respeto?
Podemos afianzarlo de dos formas sencillas:
a. Colocarnos en los zapatos del otro
Todos actuamos en consecuencia de lo que hemos aprendido, cada quien sabe cuáles han sido los momentos duros que les ha tocado vivir, es por eso que nuestra comprensión hacia el resto va a volvernos más humanos a la hora de garantizar respeto.
b. Cero intransigencia
El hecho de que alguien padezca de un defecto o piense distintos no los condena como seres humanos.
Recapacitemos nuestro mal trato –si es el caso- hacia ellos, sin discriminar ni maltratar solo porque esta persona no actúe como queremos, no todos somos iguales y esto es parte de la tolerancia.