Ataque de Pánico
El ataque de pánico es una experiencia caracterizada por un miedo intenso de origen psicológico pero manifestado en el cuerpo.
Los síntomas físicos hacen que el malestar se intensifique ante la creencia de que efectivamente se está a punto de morir.
Usualmente se presenta sudoración, taquicardia, palpitaciones, opresión en el tórax, náuseas, mareos, sofocaciones, hormigueos y sensación de desmayo.
Generalmente la persona piensa que está teniendo un infarto por lo que suelen apersonarse con rapidez en la sala de emergencia de algún centro hospitalario.
Esta crisis puede presentarse de forma aislada o repetirse en varias ocasiones, esto último es necesario para que sea diagnosticado un Trastorno de Pánico como tal.
Lo más grave de este cuadro es cuando la persona comienza a sentir temor de que la crisis se repita, es decir, una ansiedad anticipatoria.
Esto le lleva a aislarse, comenzar a sentir miedo de salir, comprometiendo su calidad de vida profundamente.
Causas de los Ataques de Pánico
El ataque de pánico se genera como una consecuencia directa de un exceso de ansiedad o estrés, aunque usualmente la persona que lo sufre no logra vincular una cosa con la otra, pues la crisis suele aparecer cuando todo está en aparente calma.
Es posible que precisamente la tendencia a acumular tensiones y no canalizar adecuadamente el estrés haciendo que el sistema nervioso se mantenga sobrecargado de manera crónica desencadenen en estos episodios.
Los síntomas físicos surgen por esta misma activación del sistema nervioso ya que, a pesar de no existir una amenaza real, se interpreta como tal y se activan las respuestas fisiológicas necesarias.
En ocasiones la persona está convencida de que hay algo “malo” en su cuerpo, y le cuesta aceptar que el malestar es de origen psicológico, esto por lo intensa que resulta la experiencia.
¿Cómo ayudar a alguien durante un ataque de pánico?
Estar con alguien que sufre un ataque de pánico pude resultar desconcertante y angustiante a la vez, especialmente si es la primera vez que ocurre.
Sin embargo, cuando ya es una situación repetida podemos seguir ciertos lineamientos para colaborar con la persona y ayudarle a recuperar un estado de tranquilidad.
- Mantén la calma: procura transmitir una actitud de tranquilidad evitando crear mayor alarma, háblale en un tono de voz calmado y seguro con frases cortas como “tranquilo/a, estoy aquí contigo, ya va a pasar”.
- Acompaña: permanece a su lado el tiempo que sea necesario, procura llevar al paciente a un lugar tranquilo si es posible.
- Sin culpa: evita los señalamientos, los regaños o los juicios durante la crisis, esto solo aumentará la ansiedad.
- Sin descalificar: evita las burlas, comentarios ridiculizantes, o cualquier otro que haga sentir a la persona rechazada.
- Luego de la crisis: busca información especializada para poder ayudarle, brinda apoyo y acompáñale durante su proceso psicoterapéutico, refuerza sus avances.
Tratamiento para los Ataques de Pánico
Las crisis de ansiedad son un problema de salud grave y muy extendido.
No existen fórmulas mágicas para su cura, y aun cuando el paciente puede aplicar ciertas recomendaciones, es necesario que reciba atención médica especializada.
No abordar estas situaciones puede acarrear serias consecuencias para la salud mental del paciente y evolucionar en cuadros clínicos más graves.
Generalmente el tratamiento puede incluir medicación, por lo que debe ser guiado tanto por un psiquíatra y por un psicólogo o psicoterapeuta trabajando de forma conjunta.
Es importante no dejar a un lado la psicoterapia, pues la medicación alivia los síntomas temporalmente, pero la psicoterapia permite encontrar el origen profundo de estas crisis.
El tiempo de tratamiento puede variar dependiendo del compromiso y apoyo del paciente.