La codicia puede presentarse en cualquier momento, y es hasta cierto punto normal en todos los seres humanos. Se trata de una respuesta desproporcionada hacia algo que deseamos con demasiada intensidad, para algunas personas puede ser considerado como un pecado según sea la religión que practiquen.
En este artículo vamos a especificar cuál es el significado exacto del término, y ahondaremos en las características de personalidad de las personas más codiciosas, además revisaremos un listado con algunas maneras de evitar este tipo de pensamiento.
¿Qué es exactamente la Codicia?
Cómo ya he mencionado, la codicia se trata de una respuesta exagerada hacia algún deseo intenso que tengamos en mente. Codiciamos aquello que deseamos, pero que por algún motivo pensamos que no podemos tener, lo cual nos llena de un sentimiento de frustración que puede ser bastante intenso.
Tomando en cuenta lo visto hasta ahora, podemos establecer con claridad que la codicia se trata exactamente de un pensamiento desadaptativa e irracional que responde a la subjetividad del sujeto respecto a los deseos que pueda tener, pero que al mismo tiempo no se sienta en capacidad de satisfacer.
Algunas personas pueden llegar a ser más propensas a la codicia que otras, dependiendo de ciertos factores personales que puedan interferir en sus estilos de afrontamiento. Factores como la crianza y la propia naturaleza del sujeto son determinantes para establecer cómo se afrontan los anhelos.
Aquellos sujetos con un desarrollo moral bien establecido tendrán las herramientas necesarias para evitar que el sentimiento de codicia se apodere de ellos, teniendo en cuenta que una moral adecuada es capaz de tolerar la frustración cuando algo resulta inalcanzable.
Según Lawrence Kohlberg, en su teoría desarrollo moral cada individuo tiene una moral única que comienza a forjarse en las etapas tempranas del desarrollo, según sean las ideas que le sean inculcadas al niño sobre lo que es correcto e incorrecto.
El desarrollo moral presenta tres niveles, siendo el nivel más avanzado el postconvencional, donde el sujeto tiene conocimiento de que las normas sociales existen por una razón, y deben cumplirse como un contrato. Además de esto, es capaz de de manejar principios universales.
La bondad y el hecho de actuar sin malicia durante el desarrollo de nuestras actividades cotidianas responden a una adecuada moral, y a los valores universales ya mencionados. Es por eso que una persona con estas características no tiene cabida para el sentimiento de codicia en su vida.
¿Cómo son las personas codiciosas?
Una persona codiciosa se puede diferenciar del resto mediante sus actitudes, las cuales muchas veces son de carácter inconsciente para el sujeto, pero que para las demás personas no pasan desapercibidas. Desde el lenguaje corporal, hasta ciertas expresiones características pueden indicar el sentimiento de codicia.
Veamos algunos de los indicadores más comunes que suelen presentar las personas con pensamiento codicioso:
- Expresión facial de disgusto (seño fruncido, etc.).
- Discurso cargado de insatisfacción con lo que se tiene.
- Expresiones desagradables hacia otras personas que poseen más que ellos.
- Tendencia a exagerar sobre las posesione materiales que se tienen.
- Hacer alarde de cosas que no se tienen en lo absoluto.
Estas son solo algunas de las maneras más frecuentes en las que la codicia suele ponerse de manifiesto en las personas, por lo general también suele haber muchas discordia en los grupos sociales donde hay sujetos codiciosos, debido a que intentan hacer que los demás compartan su opinión.
¿Cómo superar la Codicia?
A continuación, vamos a revisar una lista de maneras para afrontar el pensamiento de codicia, la idea es que cuando reconozcamos esta situación en nosotros podamos superarla.
1. Capacidad de introspección
Este primer punto se refiere a que la persona es capaz de examinarse a sí misma y conseguir reconocer sus emociones de forma adecuada, para posteriormente determinar que tan adaptativo es el sentimiento que maneja. El primer paso para cambiar un pensamiento inadecuado es reconocerlo.
2. Practicar la humildad
La humildad, al igual que cualquier otra cualidad, se puede practicar. Proponerse ser humildes es una meta noble, que todos deberíamos practicar; bastará con establecer que no somos los dueños de la razón absoluta, y que en algunos momentos nos podemos equivocar.
3. Ser agradecido
Ser una persona agradecida con las cosas que tenemos no implica que seamos conformistas, sino que somos conscientes de que gracias a los recursos que tenemos en este momento podemos seguir avanzando hacia la consecución de nuevas metas.
4. Evita las amistades conflictivas
Algunas amistades por naturaleza resultan perjudiciales para nuestro desarrollo personal. Por ejemplo, aquellos sujetos que constantemente se expresan de forma suspicaz en relación a otras personas, o critican el estilo de vida de los demás, únicamente nos cargan de pensamientos desagradables sobre nuestro entorno.
5. Independencia
Mientras más independientes seamos menor serán las probabilidades de presentar pensamientos codiciosos, las personas, a medida que van adquiriendo las herramientas para valerse por sí mismo en la vida dejan de pensar en lo que tienen los demás y comienzan a enfocarse en sus propias virtudes.