Es uno de los sentimientos más comunes del ser humano el sentir en un momento de la vida enojo, sin embargo como todo en la vida debe existir un equilibrio para no caer preso de sus tentáculos oscuros.
Y es que el Enojo, suele ser un sentimiento muy negativo, con consecuencias fatales, para el individuo que la padece y para su círculo de amistades, familiares o laborales, con lo cual es preciso tomar las riendas de este sentimiento.
Muchos grandes pensadores inclusive han advertido de los peligros de caer preso de esta emoción del enojo, incluso lo han catalogado como uno de los “pecados capitales”, así de serio se ve terribles son las consecuencias y traumas para las personalidades que lo padecen.
¿Qué es el Enojo?
“El Enojo es una consecuencia de la rabia, de la frustración y de la ira, es una expresión de lo que sentimos cuando conjugamos esos sentimientos y los hacemos evidentes ante los demás y ante nuestra personalidad, se dice que es causado por una formación de una persistente distorsión de la percepción, haciendo que se presuma, prejuzgue o pre catalogue lo que está sucediendo y que se dé una respuesta antes de medir sus consecuencias”.
Permitirnos caer en este sentimiento supera todos los límites de la calma, la serenidad, el autocontrol y la inteligencia emocional, con lo cual nos hace vulnerables a diferentes ataques verbales o físicos de otros hacia nosotros y viceversa.
Las connotaciones del Enojo.
Neuronalmente, el enojo tiene explicaciones exactas y es el hecho que las transmisiones cuando suceden estos cambios de humor van perdiendo sus conexiones más finas, actuando en modo irracional.
Ciertamente las trasmisiones finas o gruesas con el córtex y del sistema neuronal afectan las percepciones de los individuos, lo que no los hace vulnerables a las asociaciones, imágenes, sonidos, entre otras que se perciben del entorno, complicando aún más el estado y llevándolo a un colapso nervioso que desencadena el Estado De Enojo.
La valoración de las cosas pasa por un proceso tan acelerado, que no se asumen las consecuencias de los hechos producidas y se llega a un estado de alarma excesivo, donde se activan la producción de sustancias químicas, capaces de incentivar este proceso.
Tal es el caso de la ADRENALINA, que fluye a través del cuerpo para permitir estar atentos y muy alerta a las situaciones que se puedan presentar en momento determinado, esto ciertamente es un recurso muy necesario si se utiliza de manera eficiente y se convirtió en uno de los modos en que el ser humano pudo ser parte de la evolución.
Este estado de euforia, en el que se encuentran los individuos con enojo, permite que no se midan las consecuencias físicas, mentales o espirituales, por lo cual se desafían las leyes y normas sociales, amistosas, familiares, entre otras.
Consecuencias del estado de Enojo.
Ciertamente este estado de enojo, permite ver en los individuos que la padecen, un mal control de su personalidad, con lo cual pretenden que los demás sean víctimas de sus consecuencias.
Un estado de alteración personal, en forma de enojo denota a su vez un dominio mínimo de la armonía el equilibrio y la paz, que es el estado de perfección en la cual deben actuar los individuos.
Siendo sin embargo una respuesta a un estímulo interno o externo, no debe descartarse el asumir en un momento determinado un estado de enojo, es decir, que a pesar que las consecuencias suelen ser muy adversas, puede constituir el enojo una vía de escape para drenar ciertas situaciones que puedan abrumar de manera sustancial.
Las situaciones que se presentan, o los estímulos internos o externos, que conllevan al enojo, suelen perturbar de manera sustancial al individuo, por lo cual se debe recurrir a diferentes métodos para disminuir, evitar o dejar de lado el estado de enojo, buscando centro y elevando la frecuencia de paz, armonía y amor.
Estar en permanente estado de enojo, no es muy recomendable, debido a que se envuelve a los individuos que la padecen en un entorno tóxico, que lo limita en todos los sentidos, evita su avance como parte de la sociedad y lo aísla de las relaciones entre sus pares, familiares, sociales o entorno de trabajo
Además, las consecuencias físicas del enojo, suelen ser evidentes, ya que permite el paso de enfermedades, molestias, alteraciones del sistema central nervioso y a su vez del sistema de transmisión neuronal.
Al ser víctimas del enojo, se pierde totalmente la percepción del correcto funcionamiento de las cosas, su desenvolvimiento o desarrollo como parte de la vida, por lo que es muy probable que las conexiones lingüísticas sean deficientes, lacónicas o nulas, pasando al agravio físico, a través del maltrato.
Permitirse el paso por el enojo, desequilibra la estructura espiritual, por lo que las consecuencias repercuten también en la correcta reafirmación de nexos familiares y hace que los individuos que la padecen, pasen a ser víctimas de sus propios actos.