Definir la tristeza puede parecer simple, pero en realidad no lo es, pues como todo proceso humano depende de muchas variables y presenta muchas aristas.
El mundo afectivo lleva inherente matices diferentes que van dibujando en cada persona su particular manera de vivir y expresar sus emociones.
La tristeza es un sentimiento displacentero que puede tener un desencadenante externo o interno, real o no; y que genera un profundo malestar emocional.
Para poder diferenciar entre lo que es normal y lo que no se deben considerar muchos elementos como el motivo de la tristeza, la edad de la persona, sus características, su cultura, entre otros.
Usualmente las personas son poco tolerantes hacia la expresión de este sentimiento, pocos son capaces de compartir con una persona que dice sentirse triste.
Se tiende a hacer todo lo posible para que la persona supere rápido ese sentimiento, muchas veces más que por ayudarle es por no saber cómo manejar o reaccionar ante esto.
Y es así como surgen consejos que recomiendan al que padece la tristeza de no pensar más en el asunto que causa la aflicción, o llevarle a hacer algo divertido para que se le pase.
Sin comprender que es una experiencia emocional que requiere su tiempo para que sea superada de manera adecuada y sin efectos secundarios.
¿Tristeza o Depresión?
La tristeza reactiva, es decir, aquella que surge como respuesta hacia una situación en particular, va a tener una duración de acuerdo al motivo que la originó.
Es importante considerar que ese motivo puede tener diferentes implicaciones para cada persona.
Por ejemplo, ser despedido para algunos puede ser algo relativamente poco importante y fácil de superar, mientras a otros les resulta muy difícil dejar atrás.
Estadísticamente, la tristeza debería durar entre tres a siete días, independientemente del origen, o al menos disminuir significativamente su intensidad.
Solo en los casos de duelo por muerte de un ser querido, especialmente si se trata de hijos o cónyuges, la duración puede ser mucho más extensa.
En todo caso, identificar que este tipo de tristeza se está tornando patológica o convirtiéndose en una depresión va a depender de dos factores.
Por una parte de su duración e intensidad y por otra de cuál efecto tiene en la vida cotidiana de quien la padece.
Síntomas de la Tristeza Patológica
Los principales síntomas de alarma están relacionados con tres características.
a. La manera como la persona se evalúa a sí mismo.
Se denota una baja autoestima, sentimientos de culpa, reproches, percepción de no ser competente o no poder lograr algo y descuido en su higiene y apariencia personal.
b. La manera cómo percibe al mundo
Tiende a hacer comentarios negativos, describiendo el ambiente que le rodea como hostil e insoportable.
c. forma cómo percibe su futuro
Tendiendo a expresar un profundo pesimismo y sensación de no poder controlar los hechos o las circunstancias que se puedan presentar.
Esto significa que mantienen un estado de indefensión, creyendo que hagan lo que hagan no van a poder cambiar las situaciones a su favor.
Además de estos síntomas subjetivos existen otras manifestaciones físicas que hacen evidente el cuadro clínico.
La motricidad tiende a enlentecerse, mayor agotamiento, dolores de cabeza, tendencia al llanto fácil, dificultades de atención y concentración.
Por otra parte se evidencia las dificultades para desempeñarse adecuadamente en sus actividades cotidianas, pueden tender a permanecer más tiempo en casa o aislarse.
Finalmente puede haber ideas recurrentes sobre la muerte, lo que hace necesario mantenerse en alerta a quienes les rodean y procurar una atención rápida.