El hígado es una víscera maciza ubicada en la porción superior y derecha del abdomen que tiene una forma de triángulo invertido y pesa aproximadamente 1500 gramos, considerado uno de los filtros principales del organismo junto con el riñón.
La célula principal del hígado es el hepatocito el cual tiene una forma hexagonal pero a diferencia de otras células del organismo, absorben nutrientes a la sangre y expulsan los desechos tóxicos a unos canalículos para formar la bilis.
La Bilis es un líquido producido en el hígado formado por una serie de sustancias que favorecen entre muchas otras cosas, la excreción de sustancias tóxicas y la digestión de las grasas. Está formada por agua, electrolitos y pigmentos biliares.
Cuándo el alimento digerido llega al intestino, lo hace descompuesto en fragmentos más pequeños que son capaces de absorberse en sus paredes y a través de los vasos sanguíneos, viajan al hígado para ser seleccionados.
Es precisamente esa alta capacidad que tiene el hígado de exponerse a cualquier tipo de sustancias lo que le confiere mayor susceptibilidad a que ocurran recambios celulares defectuosos que puedan dar origen al cáncer.
El cáncer del hígado es la presencia de tumoraciones únicas o múltiples constituida por células similares al hepatocito que tuvieron defectos en su crecimiento y desarrollo de forma descontrolada y tienen la capacidad de viajar a otros órganos a distancia.
¿Por qué se produce el cáncer de hígado?
Como hemos explicado, la gran exposición que tiene este órgano a sustancias tóxicas y virus, bacterias y parásitos, lo hace muy susceptible al efecto de dichos elementos al punto de alterar el crecimiento celular normal.
Toda sustancia toxica que ingresa en nuestro cuerpo es capaz de producir una respuesta inflamatoria ya que su capacidad de ser ajena al organismo, estimula el sistema inmunológico el cual aumentara la producción de ciertas células para defendernos.
Se ha comprobado que existen sustancias como los nitritos y nitratos que se pueden conseguir en embutidos, conservantes alimentarios, cigarrillo, tabaco, entre otros, e interfieren con el ciclo celular, favoreciendo el desarrollo de células anómalas.
Esas células alteradas no pueden controlar su reproducción, crecen rápidamente y pueden viajar a otros órganos como pulmones, hueso, estómago y vías biliares, donde iniciarán la formación de tumores.
Esa capacidad de viajar a través de la sangre o de la linfa, es lo que se denomina Metástasis y constituye una de las cualidades principales de los tumores cancerígenos del hígado y que se asocia a muy mal pronóstico.
Sin embargo el hígado también es asiento de células cancerígenas proveniente de otros órganos como los pulmones, recto, intestino, estomago e incluso próstata lo que implica gran agresividad por parte del tumor primario y pronóstico reservado.
¿Qué personas tienen mayor riesgo de adquirir cáncer al hígado?
Los procesos inflamatorios constantes del hígado aumentan el recambio celular normal, así que existen un grupo de personas que tienen mayor riesgo de adquirir cáncer al ser portadoras de un grupo de enfermedades:
1. Cirrosis hepática
Es la disminución de tamaño del hígado con presencia de células fibróticas secundario a procesos infamatorios crónicos que van cicatrizando. Cuando se lleva a cabo éste proceso hay mayor susceptibilidad a defectos en el crecimiento y desarrollo celular.
Las personas que consumen licor con frecuencia y aquellas que ingieren regularmente medicamentos que producen toxicidad hepática por tiempos prolongados, tienen alto riesgo de desarrollar cirrosis hepática y cáncer a largo plazo.
2. Infección por Virus Hepatitis B y C
El virus de la hepatitis B y C, tienen la capacidad de desarrollarse dentro de los hepatocitos y nuestro cuerpo al pretender defendernos de ellos, aumenta la actividad inflamatoria en el hígado y favorecen la cicatrización y fibrosis.
Son justamente esos procesos de inflamación y fibrosis en los que aparecen los daños celulares con el posterior crecimiento descontrolado y fuera del hígado, además de que estos virus terminan produciendo cirrosis hepática.
El tener relaciones sexuales sin protección, la promiscuidad, el consumo de drogas ilícitas y haber recibido transfusiones de sangre, aumentan las probabilidades de adquirir infección por éstos tipos de virus.
3. Enfermedades autoinmunes
Existe un grupo de enfermedades como la hepatitis autoinmune, la enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn), cirrosis biliar primaria y colangitis biliar primaria que originan procesos inflamatorios en el hígado a repetición.
4. Exposición a sustancias tóxicas
Aquellas personas que ejercen un oficio que los expone a sustancias químicas y tóxicas, tienen una mayor predisposición a procesos inflamatorios hepáticos de forma más frecuente.
5. Factores hereditarios
Se ha demostrado que existen un grupo de genes que se encargan de proteger a nuestro organismo cuando una célula tumoral aparece, a los cuales se les denomina genes supresores de tumores.
Hay personas que tienen esos genes alterados así que cuando se comienza a formar algún tumor, nuestro sistema inmune no es capaz de defendernos y no hay quien inhibida la aparición del mismo.
Por otra parte existen genes que favorecen la aparición de células anómalas en distintos órganos a los cuales se les denomina oncogenes y protooncogenes. Hay personas que tienen una mayor expresión de estos genes relacionados con el cáncer de hígado.
Síntomas del Cáncer de Hígado
La mayoría de los casos este tipo de cáncer es confundido con cuadros de hepatitis virales especialmente cuando ocurre en países endémicos para hepatitis A y E transmitidas a través del consumo del agua.
Lamentablemente existe un grupo importante de la población que manifiesta síntomas cuando el proceso está bastante avanzado, limitando las opciones de tratamiento. Dentro los síntomas más comunes tenemos:
- Asintomático en un grupo pequeño de personas,
- Malestar general con pérdida del apetito.
- Dolor abdominal en la porción superior.
- Ganas constantes de vomitar.
- Vómitos con contenido alimentario y bilioso hasta la intolerancia oral.
- Coloración amarillenta en piel y mucosas características de las hepatitis y de allí la razón por la que inicialmente es confundida con un cuadro viral.
- En casos avanzados la coloración deja de ser amarillenta para tornarse de un color verdoso.
- Pérdida de peso importante con desgaste físico evidente.
- Algunas personas manifiestan aumento de volumen abdominal e hinchazón en las piernas.
- Puede haber fiebre cuando la tumoración se afecta por un proceso infeccioso bacteriano generalmente.
- Ocasionalmente los pacientes se palpan una masa en el abdomen justo donde se encuentra el hígado.
- Pueden orinar muy concentrado e incluso evacuar con heces blanquecinas cuando la tumoración afecta la vía biliar.
¿Cómo se diagnostica el Cáncer de Hígado?
Además de reunir las características clínicas y sintomáticas antes descritas, es importante realización algunas evaluaciones en sangre para descartar infección por virus de la hepatitis y posteriormente evaluar el hígado.
Para precisar en cuales condiciones se encuentra el hígado, se debería realizar al menos un ultrasonido abdominal y posteriormente solicitar otros estudios radiológicos que permitan complementar y definir cuál será la conducta médica.
Tratamiento el Cáncer de hígado
Existe tratamiento a base de quimioterapia que permite reducir de tamaño el tumor a través de la administración de medicamentos que permitirán bloquear a las células cancerígenas.
Si el tumor se encuentra bastante definido y delimitado se puede acudir a una cirugía en la que se planteará la extirpación del lóbulo hepático afectado sin que se limite en mayor proporción la calidad de vida de la persona afectada.
El tratamiento a seguir será decisión del especialista quien a través de estudios radiológicos e imagenológicos escogerá cuál será la mejor opción terapéutica para el paciente.