El acto de codificar hace alusión a modificar la expresión general de un mensaje específico, a través de reglas preestablecidas en un código.
Por tanto, la información se convierte en un secreto hasta tanto haya quienes den con la respuesta a los signos o símbolos involucrados.
Lo esencial de este proceso es que en la transformación de los datos hacia el formato adicional no debe existir ni la más mínima pérdida. Con una ejecución bien hecha el material debe llegar a su destino sin contratiempos.
Un ejemplo de esta aplicación es la del código Morse, que es un sistema conocido mundialmente que se emplea desde hace muchos años. Está constituido por puntos y rayas, que aluden a las letras del abecedario tradicional, para formar palabras u oraciones.
Este concepto se emplea para muchas áreas del quehacer humano debido a los niveles de seguridad que ofrece. A continuación, más detalles.
¿Para qué sirve codificar un mensaje?
El proceso de codificación de un mensaje es necesario en varias circunstancias de la vida cotidiana. Este es un recurso usado en el área de la informática, programación, estadística, ingeniería, comunicación, investigación y hasta en un sentido diplomático.
Su principal objetivo es el de facilitar la definición del procedimiento en los casos en los que se deban recibir los datos para un uso posterior. Además, es vital para conservar la discreción de mensajes que no podrían ser revelados con tanta ligereza.
Seguir las reglas es necesario para que todo pueda funcionar, pues al no hacerlo es muy probable que el receptor de la información no entienda lo que se quiere transmitir.
En esos términos, la ejecución de la técnica sería errónea y en la tarea de decodificación se evidenciaría que la etapa previa no tuvo ningún sentido.
¿Qué es codificar y decodificar?
En el empleo de los códigos, hay que contemplar que estos ocupan letras, números y símbolos, que tienen valor al pertenecer a un sistema que permita desencriptarlos. Por si solos no muestran gran relevancia, pero al “traducirlos” pueden guardar una información clasificada.
Con ciertas plataformas, o el conocimiento de una estrategia manual, se facilita la reformulación y comprensión de los mensajes. Cabe destacar que estos términos no son planos, debido a que pueden encontrarse en forma de sonido, imagen, texto y más formatos.
Además, hay que considerar que la naturaleza de la técnica es la de optimizar el envío de un recado, que no en todos los casos alberga datos secretos. Los avances de la tecnología han permitido que su práctica sea llevada a todos los ámbitos y aplicada para facilitar muchas tareas.
Ejemplos
Los códigos pueden estar presentes en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia. Solo que a veces están tan inmiscuidos en la realidad que es difícil discernir. En breve, algunos ejemplos de su uso.
1. Menú con código QR
Por razones relacionadas con el cuidado del medio ambiente y la digitalización de la información, es muy común ver que en vez de tener entre las manos el menú físico de un restaurante, haya que tener acceso a él a través de un código QR.
En ese caso, los encargados del establecimiento diseñan una carta con sus productos y emiten la codificación correspondiente, que normalmente se adjunta a las mesas o a las entradas de sus locales. Los clientes deben usar el escáner de sus dispositivos móviles como decodificador, para ver la oferta y pedir.
2. Mensajes codificados
Muchas personas hacen uso de mensajería instantánea, que promete estar cifrada “de extremo a extremo”. A pesar de que el emisor pueda enviar un simple “hola”, el mensaje viaja en forma de código alfanumérico a través de la red, pasando por un proceso de cambios que lo hacen volver a su forma original en la pantalla del móvil de su interlocutor.